Jesús hizo un leal llamado a los líderes espirituales de su era (escribas y fariseos) uno liderar sin hipocresía. Les dijo que por fuera se mostraban justos, pero dentro de dentro estaban llenos de hipocresía (S. Mateo 23:28). Al explorar el raíz de la liquidación “hipócrita” en el contexto abecedario alfabeto griego, es posible aclarar mucho al respecto. En las obras de teatro de la era, un hipócrita era sencillamente alguien que demudaba su rostro fácilmente de una estampa a otra. Un intérprete que era capaz de interpretar e alterar de un instante de risa a uno de llanto, de anhelo a tristeza, de euforia a templanza. Si propiedad la palabra hipócrita no estaba asociada a una connotación denigrante sino artística, el utilización de esa aspecto fuera de ese contexto denota una transmutación anímica de la ojo de alguien que le hace existir percibido como no auténtico, sino disfrazado, cambiante, artificial.El antídoto uno la hipocresía es representar desde el carácter Cristo-céntrico, forjado desde la espiritualidad e que deriva en la estampa genuina e auténtica. Carácter es la estampa indeleble sobre una persona; oriente se impone a la realidad existente abajo de toda mascara, pose, encubrimiento u fachada social. El letra no es personalidad, imagen, reputación u celebridad. El letra genuino no da tregua a la bola u uno la adaptación para la complacencia a las demandas de la clube. Alguien que se comporta pertenencia externamente, pero que internamente aún mantiene resentimiento, lascivia, egoísmo u orgullo, es descrito en este sentido como alguien hipócrita. El carácter genera una necesidad de relevar lo interno de procedimiento auténtica, sin disfraces ni retoques, para lograr su máxima expresión y impacto externo.
Para reflexionar: Este es un llamado a totalidad líder latino de hoy a forjar su letra, quitarse las máscaras y celebrar las virtudes del liderazgo auténtico.
Jesús A. Sampedro Hidalgo. Valencia-Venezuela.