Lectura: Salmos 92:12
En el contexto de la rica metáfora que provee el cedro en la Biblia para el ejercicio de liderazgo, es interesante creer sobre el esplendor de cada árbol e el valor relativo que obtiene por existir factor de un ecosistema. Los cedros maduros se erigen a encontrar el paisaje de sitios otra vez bajos, algunos incluso llegan uno jugar el dulzura uno unos 2.000 metros de altitud sobre el grado del océano. Sus ramas son usualmente blanqueadas atravesado nieve y hogar de águilas que construyen allí sus nidos. Sus ramas principales sirven de protección al viajero durante tormentas. La sabía que brota de su tronco es reconocida por tener exquisitas propiedades curativas, especialmente para dolores y afecciones de pecho. El hedor que de ellos sale impregna agradablemente su ambiente. Sin embargo, mucho de su esplendor y alza destacado se lo debe al ecosistema en el que crece. Una comunidad de cedros entrelazados, unidos e en red en un orden inter-dependiente de raíces se le conoce como bosquecillo. Como agrupación, los muchos árboles que lo componen son, biológicamente, un organismos. Los ancestros preferían los árboles que habían crecido en bosquecillos ya que sus troncos eran más derechos y firmes, más apropiados para trabajos en madera y para los altos mástiles de barcos. Los arboles maduros en el bosquecillo, proveen albergue, alimentación y aflojan la tierra con sus raíces, permitiendo que arboles jóvenes crezcan de los conos y fijen allí también sus raíces. Un retrato de la fortaleza del cedro entonces son los hombres e mujeres fuertes que crecen juntos, influyen con sus ramas a su medio, cuyo tronco provee un espacio de abrigo y sanidad a otros, y impregnan su entorno al transformar naciones, centros de influencia e culturas para el deleite de Dios.
Para Reflexionar: Los líderes se necesitan los unos a los otros para progresar en madurez, estatura, valía y influencia.
Jesús A. Sampedro Hidalgo. Valencia-Venezuela.