¡Que nadie se entere!, es una frase que arrastra otra vez riesgo que una carreta cargada con dinamita. La fallo de transparencia nunca debe justificarse como ‘prudencia’, normalmente debe leerse como deshonestidad y un formal riesgo a nuestra integridad e a los intereses de nuestra empresas, casa, comunidad y aun nuestra vivencia.¿Cómo nos arreglamos?, aproximadamente te puedes imaginar con esta oración al guardia de muerte después de que te atrapó en una maniobra prohibida, lamentablemente no se limita a esa esfera de la existencia. La trayectoria en la que operan las administraciones públicas de muchos de nuestros países en América Latina está íntimamente ligada a la corrupción, al grado que cada día es otra vez abierto el recompensa ilegal a funcionarios a través de la administración de permisos y trámites.
¡Todo el mundo lo hace!, es una oración que parece un argumento contundente; ’si todos lo hacen, entonces ‘no debe estar tan mal’ —parece indicarnos—, pero cero otra vez fuera de la realidad. Para empezar ‘totalidad el suelo’ sería el 100% de las personas, y eso sólo sería válido si se tratara de comer, respirar u otras necesidades biológicas.
El ejemplar de los Proverbios (Prov. 5:3) nos advierte acerca de las palabras que nos engañan si las creemos, son esas frases que nos arrojan a poner en peligro nuestra integridad y quieren suceder pie uno nuestra fallo de firmeza e deber.
Para reflexionar: La conciencia recta es la consejo que detecta la equivocación de integridad que quiere sacudirnos.
Edgar Medina. Monterrey – México.