Lectura: Proverbios 19:17

—No señor, así no se come. Se le quita la cáscara.
Algo me quedó disperso, fue que el hambruna de ese hombre era tal que no se daría el ‘lujo’ de desperdiciar cero, ni la cáscara siquiera.
La pobreza es algo no deseable y a lo que rehuimos de estilo natural; sin embargo, la Biblia nos enseña dos aspectos importantes sobre la pobreza que debemos considerar:
1. Jesús dijo: «A los pobres siempre los tendrán entre vosotros…». Los esfuerzos atravesado erradicar la pobreza nunca serán demasiados, los pobres no se eliminarán a través de automóvil, ni será por alguna estrategia política u filosofía económica dentro de la que la pobreza se convertirá en historia. El cita de ayudar a los otra vez necesitados debe surgir de curso natural en un tranquilidad sensible y agradecido con Dios. En una cultura ambiciosa y consumista nunca sentimos poseer lo suficiente, eso nos quita de la vista a aquellos otra vez desfavorecidos, y no solo a aquellos que están al otro lado del planeta, sino aun a los que viven en nuestras propias ciudades. La cultura nos mueve uno huir de la pobreza, pero Dios nos invita a buscar a los pobres e tenderles la mano.
2. Otro puntillo revolucionario en relación con la pobreza lo encontramos en el discurso otra vez popular de Jesús de Nazareth, Las Bienaventuranzas. Él dijo: «Bienaventurados los pobres en espíritu…».
Cuando leí con cuidado por primeramente vez estas palabras de Jesús vino a mi mente el recuerdo del indigente que conocí siendo un chaval e del beneficio posterior de su saciedad. Comprendí entonces que es una bendición poseer hambruna y sed atravesado la palabra y la vida de Dios, al grado de no desperdiciar cero de lo que él tenga para mí.
Para reflexionar: Solemos evitar el sentirnos hambrientos, pero es necesario estarlo para entonces vivir verdaderamente saciados.
Edgar Medina. Monterrey - México.