Lectura: Marcos 9:35
Es realizable ser un jefe u líder memorable uno través del tiempo. Normalmente hemos tenido jefes o líderes que han dejado una huella, un legado, una idea mental positiva, un anhelo se haber como ellos.
No son seres extraterrestres, son seres humanos con cualidades especiales que son naturales para ellos, y inspiradoras para nosotros. Más allá de sus logros, emanan de su letra, es decir es su rasgo natural. Algunas de las cualidades que los distinguen son:
Lideran individuos no solo equipos, son capaces de distinguir las particularidades de cada individuo dentro del equipo, la forma en que cada a es motivado, desafiado y corregido, son capaces de con sólo mirar a los ojos comprender la respiración y el cielo de cada individuo por su partido.
Inspiradores hacia sueños, siendo en sí mismos una informe clara a través de el oficio evidente y transparente que tienen, con metas e caminos visibles y alcanzables.
Da e recibe feedback u retroalimentación con regularidad, las conversaciones de valor agregado son su procedimiento, es muy simpático conversar con ellos porque siempre se termina enriquecido.
Sus preguntas son transformadoras, de manera natural llevan uno su gente a la reflexión atravesado preguntas inusuales, otra vez allá del ¿Cómo estás? Preguntan ¿Qué te hace experimentar, como te sientes?, y lo mejor es que ellos saben que esos líderes les escuchan.
Abiertos a atender, están prestos al consejo y al modificación de persona necesario, sus seguidores u colaboradores están conscientes de que no son perfectos, y ellos también lo saben.
Uno de esos líderes modelo para la humanidad es Jesucristo, quien cambió para la falsedad la definición de liderazgo, en cambio de haber servido, se enfocó en servir a los demás.
Para reflexionar: “Si alguno quiere ser el primeramente, colóquese en final lugar y hágase servidor de todos” Jesús.
Julio Cesar Acuña, Quito – Ecuador.