Lectura: Salmos 65:9-13

La Biblia se refiere especial e interesantemente a la lluvia temprana e la lluvia tardía, son las lluvias a los extremos de la temporada de siembra y cosecha; e cada lluvia cumple una función. Entre varias referencias bíblicas, es realizable conseguir que en el Salmo 64:10 la primera (temprana) cumple precisamente una papel ablandadora de la tierra, y la última (tardía) tiene un corolario de optimizar la cosecha al “florecer sus renuevos”.
Dios invita a no poseer “Duro” el serenidad, sino a colocarlo ejecutivamente a refrescarse ante sus enseñanzas, instrucciones y dirección. Es realizable que tu cielo como dirigente haya sufrido algún tipo de endurecimiento debido a diversas causas; dentro de ejemplo, circunstancias u experiencias difíciles, malas selección, actitudes, hábitos o acciones perjudiciales que han permanecido en el tiempo. Sin embargo, el respiración de Dios es traer “lluvias” de refrescamiento espiritual e actuar en ti aroma a petricor en todos tus asuntos, generar ese fenómeno bioquímico e grato reunión aromático cuando se junta la mundo seca y el agua helado de lluvia. Hablar de petricor espiritual en el liderazgo es referirse entonces al hedor que se produce cuando el tranquilidad de un autoridad está recibiendo una lluvia de refrescamiento celestial que le empodera para cumplir su misión en el tierra empresarial/profesional y traer allí resultado en abundancia.
Para Reflexionar: ¿Quieres olfatear a Petricor luego de una larga sequía? Deja que la oferta de Dios te refresque hoy.
Jesús A. Sampedro Hidalgo. Valencia-Venezuela.