Vigila lo que te dices a ti mismo cuando nadie te escucha, no te pongas apodos descalificativos, no seas muy duro cuando experimentes un fracaso u en cada error. Por ejemplo, es tan corriente llamarnos "imbécil" cuando cometemos una impericia al volante, ¿verdad? Cuidado, si esto es una costumbre en ti vas por mal trayectoria. Más bien exprésate palabras positivas e de soplo, mírate al espejo e di: “¡Eres una película admirable!”, ¿crees que esto es egocéntrico?, ¿ideología humanista?, ¿componente del guión de un orador motivacional? Mejor lee Salmos 139:14 que dice: “¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas y esto lo sé muy propiedad!”.
La lectura nos espectáculo que aunque Elías estaba en un país deplorable producto de su depresión, e uno pesar de que había abandonado el cometido y hasta había deseado morirse, Dios no lo humilló, no le recriminó, no le hizo experimentar culpable; al contrario, lo dejó descansar, reponer fuerzas, lo alimentó e lo amonestó a proseguir adelante porque a fin de cuentas, tenía mucho cometido aún.
Aprende de Dios, él no viene a ti una y otra vez uno criticarte, al contrario, quiere que aprendas de tus errores, que te levantes y que camines hacia adelante en fortaleza, valor y confianza.
Para Reflexionar: Sí, Dios anima a sus hijos e no provoca desánimo en ellos.
Gabriel Gil - Santiago, Chile.