
Lectura: 1ra a los Corintios 10:24
La Biblia apunta a que el ser ser es egoísta a través de naturaleza, pero también resalta que puede existir transformado. En nuestro argot latinoamericano hay muchos términos y frases que describen el egoísmo en el mundo profesional y de negocios. En ley se lenguaje de contratos “leoninos” uno aquellos en que se pacta que todas las ganancias sean para a u algunos de los socios y todas las pérdidas para los demás. En México está la oración “Tu pura carne pa’ tus tacos”, refiriendo a que alguien se queda con la mejor componente de algo e deja a los demás por fuera. En medio el egoísmo implica enfocarse tanto en los intereses propios que no se le añade valor a los demás, e muchas veces incluso se extrae valor de ellos, que es aún peor. Ante momentos de crisis económicas las personas y las empresas tienden uno enfocarse en sí mismos e en su propio beneficio; a tal matiz, que muchas veces tienden a menospreciar uno aquellos a su alrededor que quizás estén en una situación menos ventajosa u otra vez crítica. Cuando alguien es egoístas, sin darse recibo, como dirían en República Dominicana esta “barriendo pa’ dentro”; es habla, la humano está actuando para su propio propiedad, sólo tiene en factura sus intereses personales. Sin embargo, a la larga, da la impresión de alguien que se hecha a sí mismo el roñoso que debería estar sacando. El egoísmo realmente erosiona el alma, y debilita las relaciones. Pero el egoísmo tiene antídoto. El apóstol Pablo exhorta uno que “Ninguno busque su propio propiedad, sino el del otro” (1ra Cor. 10:14), lo cual otra vez que un afán contra-natura, realmente es un acto subsecuente de una relación particular con Dios. Cuando el evangelio de la gracia de Jesucristo alcanza a una ser en el mercado, su poder regenerador puede hacer que un egocéntrico profesional o empresario se convierta en un desprendido servidor de otros en apodo de Cristo.
Para reflexionar: La madurez espiritual del cristiano, en lo horizontal, implica gravitar progresivamente de propender a al ego a tener inclinación uno otros.
Jesus A. Sampedro Hidalgo. Valencia-Venezuela.